miércoles, 18 de enero de 2012

La importancia del texto como imagen

Habitualmente, los profesores observamos en los trabajos de nuestro alumnado bastante calidad artística en la composición, trazado, colorido o en la técnica pictórica. Y el conjunto puede perder o aumentar su calidad a consecuencia del texto escrito que aparece en la obra. Las letras, su ubicación, espaciado, inclinación, caligrafía, colorido, estilo y por supuesto la ortografía, pueden variar el valor si se han trabajado o no con el mismo esmero que el resto.  El texto no suele ser el protagonista, pero se convierte en él de improviso si por cualquier motivo rompe o reafirma la unidad.

El deseo de destacar quién hizo la obra -u otra información- puede suscitar, aunque sea de forma inconsciente, que nos excedamos: al poner un tamaño de letras demasiado grande, con un trazado demasiado grueso, con tinta o color demasiado diferente a la tonalidad general, con otro tipo de técnica pictórica, otro estilo...
La desgana, el miedo, la falta de planificación..., cuando se está obligado a especificar información, puede derivar en faltas de ortografía, torceduras en la dirección de escritura, caligrafía ilegible, letras apenas visibles, tachones,  borrones....
El texto en la obra forma parte de ella, aún sin protagonizarla. El espectador lo buscará  en espacios adecuados, lo leerá, y podrá discernir si se ha estudiado su localización y justificación. Esta interacción es posible fomentarla mediante un juego expresivo que puede surgir de intenciones conceptuales comunicativas (Esto no es una pipa de Magritte) o formales compositivas (¿Dónde está Wally? de Martín Hanford).

En las obras pictóricas, escultóricas, arquitectónicas, el título es parte de la función comunicativa, y aunque no siempre figurará dentro del soporte, sí acompañará a la obra -aunque sea como "sin título"- para darle sentido, guía, explicación, misterio, numeración... Puede ser tan importante poner título que en el diseño se utiliza como parte del marketing pues crea identidad dentro de los productos de marca -modelos de coches como SEAT León, Ibiza-. Elevándose en ocasiones un objeto diseñado para la marca en el producto tipo de cualquier marca (rotring por estilógrafo, plastidecor por plasticera).
El texto compite con la imagen para protagonizar los carteles (Toulouse-Lautrec), y en los cómics realza la expresividad de los personajes (Tintín de Hergé). Acapara espacio y ubicación centrada, según su relevancia (ejemplo). Finalmente es pura imagen, y puede convertirse incluso en la única imagen de la representación.
Las letras y cifras son dibujos abstractos con sentido para quien puede leer. En el arte se utiliza el texto siguiendo la estética puramente visual:  legible (collage en cubismo: obra de Picasso), de imitación (cubismo: Juan Gris) o con sentido literario añadido, como por ejemplo en los caligramas. Aquí el mensaje se relaciona con lo dibujado o pintado de forma reconocible y casi siempre poético (cartel).
Los profesionales del diseño gráfico conocen muy bien la importancia del texto como imagen. Eligen con gran cuidado el tipo de letra, tamaño, color, ubicación.... Un ejemplo muy interesante y divertido lo encontramos aquí, donde se demuestra que más vale una imagen que mil palabras, sobre todo si esa imagen es de palabras.
Hay que reconocer que el acceso a tipografías o fuentes se ha facilitado mucho con el ordenador. Y pocas veces tenemos en cuenta el esfuerzo que realizan los diseñadores tipográficos para que esto sea posible. Basta intentar diseñar un simple abecedario para ser conscientes de la dificultad que conlleva mantener el mismo estilo en todas las letras así como su agradable aspecto y facilidad de comprensión. Afortunadamente tenemos disponibles multitud de estilos: geométricos, líricos, infantiles, señoriales... siendo sencillo encontrar el que nos interesa para nuestra obra. Si esta es además de planificación técnica el ahorro de tiempo al trabajar con precisión es realmente muy atrayente.
No obstante, debemos recordar que las letras siguen siendo dibujos y que por ello siempre podremos imprimir en ellas nuestro carácter, estilo y expresividad. Con cualquiera de las técnicas que utilicemos para estamparlas, grabarlas, dibujarlas, pintarlas, diseñarlas, tallarlas. Y para finalizar con buen estilo una muestra de diseño de palabras como imagen y con sonido.
Guada,  2012
Profesora del Dpto.

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